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A donde nos lleva el arte de hoy

Desde hace ya mucho tiempo nos vienen vendiendo la idea de que cualquier persona puede ser Artista, de esto no tenemos la menor duda, pero para ello debe estar acondicionado a unos criterios mínimos, como puede ser entre otros el poder de comunicación, la creación de belleza y el control de los espacios.

Lenguajes estos que son imprescindibles  a la hora de hacer valer de alguna manera valores necesarios, para sostener una buena obra de Arte.

No se puede estar de acuerdo con aquellos que dicen que para hacer una obra de Arte no hace falta dominar ningún leguaje plástico, según ellos lo que importa es el concepto, eso sí, siempre que haya un concepto, pero somos muchos los que hemos llegado a la conclusión de que en el Arte, como en otras materias culturales no todo vale y por lo tanto no está claro de que debemos someternos al imperio de aquellos que promocionan ciertas manifestaciones Culturales, que tienen el poder de elevar y destruir o simplemente ignorar, y lo vergonzante de todo esto es que son las propias instituciones públicas, que con dinero de los contribuyentes lo que pretenden es hacer y deshacer a su antojo con criterios que de ninguna manera sirve a los intereses comunes de todos, por lo contrario hace un total servilismo al poder que desde su esferas antagónicas del bien y el mal nos controlan y nos dirigen, en consecuencia se convierte en un siervo de aquellos que sin el menor escrúpulo, hacen prevalecer sus intereses.

El reproche de esto no solo hay que hacérselo a ellos, si no a nosotros mismos que somos una panda de borregos, que como profesionales en ningún momento estamos en disposición sincera con unos buenos principios. Son muchas las veces que otorgamos ante lo que dirá, sin dar muestra de actitud de rebelión contra ese sistema establecido.

Ya va siendo hora de que defensores de una cultura con sentido de coherencia en especial correferencia al mundo del Arte, nos lleven a hace valer los principios basados en una disciplina, donde la belleza y el talento trate de recuperar los espacios expositivos que les corresponde, tanto en las Artes plásticas, como otras facetas donde la Cultura represente  un bien común.

Todos venimos observando en estos últimos tiempos la capacidad de ciertos estamentos públicos de evadirse de las responsabilidades que les corresponde, poniendo en entre dicho que la Cultura sea un benefactor importante para el común de los inmortales, incluso  están haciendo prevalecer criterios distorsionados de lo que son los verdaderos valores, creando una lacra que nos va a costar muchos años poder desprendernos de ella, por el atosigamiento que desde esos mismos espacios y otros en la misma sintonía, nos conducen a unos meros resultados de compromisos más febril de la sociedad de consumo en que vivimos ya que según ellos no debemos cuestionar la calidad, sencillamente consumirla y no debemos dudar, si no aceptarla, no se debe protestar, si no someterse.

Es cierto que algunos abogan por una tolerancia de dejar vivir y vive, sin darse cuenta que con esa actitud tibiar está siendo la que está permitiendo que otros estén actuando con el cáncer de la corruptela y que robe a la verdadera Cultura los espacios y el protagonismo que se merecen y que sean los propios Gobernantes los que otorguen prebendas a aquellos que están haciendo de esto verdaderos negocios, llenándose los bolsillos con el dinero de todos.

Es cierto que más de uno estamos contribuyendo con nuestra mediocridad, diseñada por promotores, críticos, curanderos, y literatos sin talento y lo malo de todo que a veces actúan sin escrúpulo y sobre todo deshonestos con los principios de ellos mismos.

Nos hemos metido en una vorágine de forma de no poder determinar todo aquello que nos pueda valer como cultura, pero quien determina el Sistema que nos conduce a ello y hasta qué punto se tiene razón. El caso que son las Instituciones y nosotros mismos, que consciente o inconscientemente consagramos a un Artista, promocionando ciertas manifestaciones y descartando otras, teniendo el poder para elevar, destruir o simplemente ignorar. Es el propio sistema el que se encarga de lo que es Culturalmente relevante, todo ello para sus propios intereses.

Los procesos artísticos más conceptuales se visten de cordero con piel de lobo, enmascarando sus malas intenciones, camuflado su esencia corrompida con los verdaderos Artistas en fritándose para ello en todas las capas sociales donde la cultura pueda estar presente. Para ello se valen de corrientes inventadas por ellos mismos donde se prestan Artistas mediocres incluso algunos de los llamados consagrados, los que infestan con sus opiniones un aviente, que es muy proclive a emitir todo, incluso aquello que despersonaliza a uno mismo.

Quienes sabemos lo que cuesta desarrollar un lenguaje en defensa de los intereses que resulten los más correctos a servicios de unos principios honestos y sinceros, que esté siempre por encima de cualquier interés que no sea de un bien común para todos, de ninguna manera debemos mirar para otro lado

CALDERÓN de JESÚS

Crítico de ARTE